La digitalización de la vida cotidiana ha tenido un impacto significativo en la sociedad contemporánea, generando un intenso debate sobre si es una bendición o una maldición. Si bien ha facilitado el acceso a la información y agilizado procesos, también ha planteado desafíos en cuanto al exceso de tiempo frente a las pantallas, la seguridad cibernética y la privacidad. Es un fenómeno complejo que transforma la forma en que interactuamos, trabajamos y nos entretenemos, y requiere una reflexión cuidadosa para gestionar y equilibrar sus efectos. Por otro lado, las redes sociales han redefinido la formación de identidades digitales, brindando la oportunidad de conectarse con comunidades y grupos afines, pero también planteando desafíos como la exposición selectiva y la presión por mantener una imagen idealizada. El tema invita a una reflexión profunda sobre cómo la tecnología influye en nuestra vida diaria y en la percepción de nosotros mismos en el entorno digital.