El surgimiento del modernismo en la arquitectura fue un momento de gran innovación en la historia del diseño y la construcción, que marcó un cambio radical en la forma en que se concebían los edificios y el diseño urbano a finales del siglo XIX y principios del XX. A través de la búsqueda de alejarse de los estilos tradicionales, los arquitectos de todo el mundo crearon estructuras que reflejaban la modernidad y la evolución de la sociedad, desafiando las normas establecidas y abrazando la creatividad y la experimentación. Este movimiento se caracterizó por el uso de nuevas tecnologías y materiales, una estética ornamental y detallada, inspiración en la naturaleza y las formas orgánicas, y una marcada influencia en ciudades como Barcelona, donde figuras como Antoni Gaudí y Lluís Domènech i Montaner dejaron un legado de edificios emblemáticos como la Sagrada Familia y el Palau de la Música Catalana. Marcó un hito en la historia de la arquitectura y el diseño, sentando las bases para el desarrollo de nuevas corrientes arquitectónicas y dejando un legado artístico que sigue siendo admirado y estudiado en la actualidad.